Hola Dolors, cuantos más días pasan desde que te fuiste, más te echo a faltar vida mía y hay momentos en que me es imposible evitar que se me llenen los ojos de lágrimas, esté donde esté. Perdóname si con eso te produzco tristeza, pero yo estoy contento de saber que tú estás bien, pero no puedo estar contento de no tenerte junto a mí. Me alegro de que ya no sufras ningún dolor, de que seas libre, de que ahora lo entiendas todo, pero me duele que no puedas estar entre nosotros y cualquier circunstancia que veo en casa, por la calle, en el cine o en la televisión, me recuerda constantemente circunstancias parecidas ocurridas entre nosotros y es que todo me recuerda a tí porque tú eras el centro de mi vida y actualmente lo sigues siendo, ¡más que antes!, porque cuando estabas con nosotros la seguridad de poder verte hacía que cuando estabas en el trabajo, siempre nos llamábamos por teléfono y luego te iba a buscar a tu salida del metro y el resto del día estábamos juntos, pero había horas por la mañana en que estaba concentrado en mis cosas y no pensaba en tí. Ahora me puede ocurrir igual, pero en menos medida, porque la mayor parte del tiempo, esté haciendo lo que esté haciendo, me acuerdo de tí constantemente. Eras y eres la luz de mi vida y sin tí estoy falto, me resta una mitad que intento con todas mis fuerzas que se manifieste desde mi corazón, pero me falta tu respuesta, yo te hablo y te cuento todo lo que hago, pero me falta ese algo que me diga o que me señale que me has oído. Hoy hace dos meses que te has ido y para mí estás más cerca que el primer día que te fuiste. Todo me recuerda a tí, todo en la vida.

Mariano. 12 de mayo de 2007