Hola Dolors, seguimos contando un mes más, tú Allí y nosotros aquí, pero sintiéndote viva, como siempre. Agradezco mucho tu ayuda, la necesité estos días pasados y me la diste de manera rápida y efectiva. Eran las dos y cuarto de la madrugada cuando Daniel me llamó para que viera que en su habitación había una escape de agua. Esta corría desde el techo por la pared hasta llegar a su cama elevada. Era terrible. Subí inmediatamente al piso de los vecinos nuevos de arriba que han estado en obras más de mes y medio y no estaban, el timbre no estaba conectado y sólo el perro salió ladrando al otro lado de la puerta. Bajé a casa, pensé que quizás les podría cerrar la llave de paso del agua pero no sabía bien hacia que lado girar la manilla y podía darle más fuerza al agua en vez de quitarla si la dejaba en la posición incorrecta. Daniel me dijo que comparara con el giro de la nuestra, pero entre que no había podido abrir la puerta de los contadores con la suficiente holgura y que no podía localizar el contador del piso en cuestión, decidí esperar a ver qué pasaba. Daniel había limpiado la humedad de la pared y parecía que no seguía y ya me iba inquieto a dormir, me estaba acostando cuando un impulso hizo que me levantara para ir al lavabo y allí, en el silencio de la noche me di cuenta de que se oía un goteo continuo sobre el falso techo. Eran las tres y media pero sentía que eso no se podía dejar así porque con ese goteo a la mañana siguiente podría estar todo empantanado de la acumulación del agua. Además sentía que era una señal tuya, que tú me habías hecho levantarme y oír ese goteo en el cuerto de baño. Entré en la habitación de Daniel despertándole y me subí a su cama elevada para estar más cerca del techo y en efecto el goteo del que tú habías conseguido que pusiera interés en él, se oía con más claridad. No se podía dejar para la mañana siguiente.
Aunque le había escrito un mail al presidente de la escalera y había dejado sendos papelitos explicando lo que ocurría a los ausentes vecinos, por debajo de la puerta y en el buzón, había que cerrar el agua como fuese. Así que linterna en mano, abrí las dos puertas de los contadores, localicé el contador que me interesaba cerrar y dejando abierto el grifo de la fregadera nuestra, primero aprendí usando el sonido del agua al caer, cuál era el giro de cerrar y una vez aprendido lo cerré. Al poco rato el goteo disminuyó en intensidad hasta cesar. El perro seguía ladrando al oírme que estaba por las escaleras.
Cuando oímos que ya no había goteo nos fuimos a dormir sobre las cuatro de la madrugada pero yo no lograba conciliar el sueño. A las cinco aún vi el despertador y supongo que me quedaría dormido sobre esa hora pero a las seis vino Daniel a despertarme porque le parecia oír ruido y alguna gota y creía que los vecinos de arriba ya habían llegado. Así que me puse la bata y subí arriba y efectivamente habían llegado. Tenían puesta música alta que bajaron enseguida y me abrieron la puerta y entré en su casa y enseguida localizamos que era escape de su cocina que cae encima de la habitación de Daniel. Eran una pareja joven pero el que estaba haciendo la obra estaba dormido, pero se despertó y se levantó y al explicarle bajó a casa para ver lo que ocurría y luego de nuevo en la suya vimos que era la lavadora la que tenía el escape de agua. Estuvimos hablando y a eso de las siete de la mañana nos fuimos a dormir dejando para el día siguiente el volver a dar el agua para solucionarlo. Me trataron con mucha amabilidad y nos cruzamos los teléfonos diciéndome que si algúna vez hacían ruido que no me cortase en subir a llamarles y decirles que se les oía demasiado.
Dolors, desde finales de marzo que me quedo otra vez maravillado cada día cuando vuelvo de pasear y recorro el trozo de la Ronda de San Pau, donde tú me hiciste ver lo rápido que crecen las hojas de los árboles en primavera. Hace una semana, no había ni una sola hoja en los árboles. Al día siguiente habría unas cien, al siguiente cientos y cientos, al siguiente miles y me emociono cada vez que paso por allí pues es un espectáculo el ver como de un día para otro han crecido nuevas ramas y miles de hojas nuevas y todo este placer que siento a diario te lo debo a tí porque si no me lo hubieras mostrado en su momento yo nunca me habría fijado y es una placer diario que se repetirá cada año y que me une totalmente a tí, amor mío. También me he fijado esta año y nunca lo había visto, que esos árboles cuando están secos tienen los troncos y las ramos de color marrón, algunas zonas verde claro, sin embargo, cuando se mojan con la lluvia se ponen de color verde oscuro muy bonito.
Te quiero tanto Dolors que todas las experiencias de mi vida se van uniendo a ese amor que siento por tí. Me ha pasado disfrutando de la película "Muerte en Venecia" de Luchino Visconti que la vi a principio de los años 70 cuando aún no te había conocido y me gustó mucho y estos días se me ha ocurrido volver a verla un par de veces y es tan bella la fotografía, la música de Gustav Mahler, la puesta en escena tan extraordinaria de Visconti (muy fiel a la novela de Thomas Mann que acabé comprando y leyéndola), que todo ese placer anímico que sentía lo asociaba a tí y lo mismo me está pasando con la serie de televisión "Stargate Atlantis" que la he empezado a ver de nuevo desde el primer capítulo y la música de fondo me recuerda mucho a tí, pues esta serie me la regaló Antoni Arigita y la veía recién ida tú hacia las Dimensiones Superiores y te tenía tan presente en mi interior que me dolía no tenerte a mi lado físicamente y escuchar esa música que tanto me gusta, pero ahora la puedo escuchar y ya no siento dolor, porque te siento a tí, ese placer que siento te lo ofrezco y me siento unido a tí en esos momentos y me encanta pues es como si oyera esa música contigo a mi lado.
Mariano, Alana y Daniel. 12 de abril de 2009