12 de agosto de 2007   ¡Nunca te olvido, vida mía!   


¡Hoy hace cinco meses que te has ido!

Hola Dolors del alma, ya han pasado cinco meses desde que cruzaste al otro lado y aunque ya sé que estás con nosotros constantemente, no por ello echamos de menos tu presencia física. Todo lo que te diga ya lo sabes porque estoy siempre a tu lado y tú estás siempre al mío. No te olvidamos en ningun momento. Yo te tengo presente continuamente de día y de noche y ya sabes que siempre te hablo y te cuento lo que hago y a donde vamos, porque haga lo que haga o vaya a donde vaya, tú siempre estás y estarás conmigo. Me sigue costando no mirar al balcón cuando vuelvo a casa y no ver tu imagen de cuando me sonreías y me saludabas con la mano esperando mi regreso. Se ha vuelto en algo habitual, aunque ahora ha variado un poco porque aunque veo esa imagen, a la vez siento que vas a mi lado y me emociono. Ya has visto que Alana, Daniel y yo estamos bien y que puedes estar tranquila por nosotros que, aunque echamos en falta tu presencia física muchísimo, pero siempre te sentimos a nuestro lado y así será por siempre y para siempre hasta que nos volvamos a reencontrar. Ayer comimos juntos con David y luego se fueron Alana y él a preparar las maletas pues se van unos días al apartamento de los padres de David en Sant Antoni de Calonge, como hacen cada año, a pasar unos días en la playa para desconectar un poco pues ya sabes que tanto David como Alana van algo estresados con tanto trabajo. También ayer recibí carta de David Almorza Gomar y me he alegrado mucho pues hacía tiempo que no sabía nada de él. ¿Te acuerdas que te lo había comentado varias veces? y hoy he vuelto a comer con Casto y su esposa Pili, pero eso te lo voy a contar en una carta aparte. Vida mía, estoy tratando de ponerme cada día mejor y de estar mejor por tí y para tí para que tú te encuentres tranquila y libre viendo que yo estoy bien y cómo es algo que sé que ves en el día a día, aunque todavía no puedo evitar desconsolarme y llorar unos minutos, pocos, porque no te quiero hacer sufrir, en la mitad de la noche o en algún momento del día en que me emociono con algún recuerdo concreto tuyo, te sigo pidiendo perdón por esos pocos minutos de mi sufrimiento que no quiero que te afecten pues son normales y sabes que me siento feliz de haber vivido mi vida contigo y con nuestros hijos y eso predomina sobre todo e intento sentirte cada día más cerca de mí y seguir así con esa felicidad que es también por tí y para tí. ¡Te queremos y no te olvidamos!

Mariano, Alana y Daniel. 12 de agosto de 2007

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