12 de julio de 2007   ¡Tu recuerdo permanece vivo!   


¡Hoy hace cuatro meses que te has ido!

Dolors, vida mía, amor de mi alma, hoy hace 4 meses de tu partida a dimensiones superiores y te sigo echando a faltar diariamente y a todas horas, ya lo sabes, pero tú tienes que aprender y conocer tu nuevo mundo y no debes estancarte aquí, pegada aquí. Nora me aconsejó que al menos durante los primeros meses del primer año, es un tiempo de aprendizaje para tí y que si oías tu voz física a través de los mensajes que dejaste, eso te podría retener, así que en cuanto me lo dijo, aunque era lo que más me gustaba hacer en esta vida, escuchar tu voz, dejé de hacerlo en el acto, me aguanté las ganas porque tú te lo mereces todo. No te he vuelto a escuchar porque no quiero que por mi culpa te pueda producir el más mínimo perjuicio, ya llegará un momento en que podré volver a hacerlo sin que te perjudique. Estos últimos días perdóname si he llorado un poco más de la cuenta, que eso no te retenga pero es que te tengo presente continuamente en mi corazón y en mi mente y a veces se producen situaciones que hace que se me salten las lágrimas. Me cuesta no mirar al balcón de casa desde la calle cuando vuelvo de comprar, porque te veo claramente en la etapa en que estabas haciendo quimioterapia y yo iba a comprar (aunque había muchas ocasiones que íbamos juntos, pero cuando no te apetecía salir de casa) y tú salías al balcón con tu pañoleta y me decías hasta luego con la mano y con tu maravillosa sonrisa y al regresar de la compra seguías estando en el balcón esperándome y me volvías a decir hola con la mano y con tu sonrisa. ¿Te acuerdas de cuando volvía de la compra y yo veía que estabas mirando hacia otra parte y no me veías en ese momento y me ponía medio escondido detrás de los contendores de basura hasta que me veías y yo me agachaba para que me dejaras de ver y volvía a salir y tú te reías desde el balcón.

Últimamente, no sé por qué motivo te veo con tanta nitidez asomada al balcón que me cuesta en esos momentos que estoy en la calle regresando a casa, que mi estómago no empiece a contraerse y mi pecho a dilatarse y mis ojos a arrasarse por las lágrimas que quieren saltar, pero no es de pena, ni de tristeza, es que te veo con mucha claridad asomada al balcón y me emociono. Se lo conté a Mariví cuando estuvo hace unos días mientras estábamos cenando en un restaurante del Paralelo y a los dos se nos arrasaron los ojos y tuvimos que cambiar de tema. Pero todo esto es normal. Estuve viendo a la Doctora Ramentol cuando fui a buscar las recetas y me preguntó cómo me encontraba y también preguntó por Alana y Daniel. Le expliqué que ellos estaban bien y le conté que a mi aún se me saltaban las lágrimas cuando menos me lo esperaba y me dijo que era normal y mejor así y me dijo que había visto la página que te dedico, vida mía, y le había parecido muy hermosa, le había gustado mucho y lo mismo la señorita del Banco que nos atendió a Jordi y a mi para rebajar el precio de la hipoteca gracias a tu contribución. Se quedó asombrada de que la hubiera hecho yo y le gustó muchísimo. Así que no te preocupes, Alana, Daniel y yo estamos muy bien, te echamos mucho de menos porque te queremos mucho y por eso no queremos que sufras lo más mínimo y que sigas tu proceso de aprendizaje en el nuevo mundo en el que vives para que nos puedas enseñar tú cuando nosotros lleguemos. Muchísimos besos amor mío. Molts petons amor meu. T’estimen.

Mariano, Alana y Daniel. 12 de julio de 2007

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