¡12 de julio de 2009. Hoy hace 28 meses que te has ido!


    Querida Dolors: Como ya sabes, al final me decidí y pasé tres días maravillosos en Amposta. Todo empezó cuando mi amigo de la infancia Ramón Estrader me llamó por teléfono para invitarme a un evento que se iba a celebrar para conmemorar el cincuenta aniversario del Colegio de los Hermanos que es donde yo estudié cuando viví en Amposta. Ya sabes la cantidad de días que te lo comentaba pues deseaba ir pero me daba mucho miedo por el tema de los mosquitos. Como recordarás estuvimos en Amposta hace 24 años con Alana que entonces tenía 3 años y aunque a Ramón lo había visto hace poco que vino a Barcelona y nos reencontramos, al resto de amigos hacía la friolera de 48 años que no los veía. Al final me decidí a ir, pensé que a ti te gustaría que yo lo pasara bien y eso me influyó en la decisión y aunque Ramón me había dicho que ya no había mosquitos, al tener el apartamento en una urbanización en el Delta del Ebro, me parecía imposible que no hubiera mosquitos, pero me lancé a la aventura y ya sabes lo bien que lo pasé.

    Estaba descapitalizado por el injusto pero a pesar de todo legal pago a Hacienda y no tenía dinero y Ramón me dijo que por eso no me preocupara pues vendría a recogerme a la puerta de casa otro de los amigos del grupo, Alfonso Hernán, que además lo haría con un Mercedes de alta gama y eso impediría que ni me enterara del viaje. Ya sabes que a veces me mareo en coche. También me dijo que el mismo me devolvería a la puerta de casa al finalizar los tres días y que todo lo demás corría de su cuenta y que el otro amigo Víctor Conesa, nos dejaba su apartamento en la Urbanización Eucaliptus de manera que no me tenía que preocupar de nada.

    Aunque ya sabes que estuve contigo en todo momento, el viaje de ida se nos pasó en nada, Reconocí a Hernán en cuanto lo vi cuando vino a recogerme a casa y no paramos de hablar en todo el trayecto de manera que como íbamos con un cochazo, con aire acondicionado y que apenas se notaba el movimiento, cuando nos quisimos dar cuenta ya estábamos cruzando el puente colgante de Amposta. Allí nos reunimos con Ramón y Víctor y entre otras cosas fuimos a cenar a un restaurante climatizado y todo fue maravilloso para mi, tantos recuerdos y tanto disfrute del momento presente.

    El sábado por la mañana se había quedado en un encuentro a las 10.30 en la plaza de España que es donde está la iglesia. Allí empezó a llegar gente que habíamos estudiado en el Colegio de los Hermanos en diferentes épocas. Lógicamente eso hacía que fuéramos personas de distintas edades. A las 11 se celebró una misa pero Ramón y yo aprovechamos para dar una vuelta por el Puente Colgante y alrededores y hacer unas cuantas fotografías. Volvimos cuando finalizaba la misa y después había a las 12 el acto principal para descubrir una placa conmemorativa en el lugar donde existió el Colegio que aún estaba cuando fuimos nosotros hace 24 años pero que ahora ya no existe y su lugar lo ocupa un hospital.

    Allí volvimos a reencontrarnos las personas y Ramón me presentó a varios que yo ya no recordaba al haber pasado 48 años. Sin embargo, me llamó la atención tres personas que se acordaban de mí y yo de sus nombres pero no de sus caras. Como era un acto oficial, asistieron el alcalde y otras autoridades y después a las 14 horas había una comida en el restaurante L’Alberg pero como aún quedaba una hora libre fuimos a San Carlos de la Rápita y estuvimos tomando unas cañas en otro restaurante para hacer tiempo.

    La comida en L’Alberg fue deliciosa y pausada. Estuvimos comiendo sin parar más de dos horas pues el menú se componía de cinco platos más postres, cafés y bebidas. Menuda sorpresa cuando trajeron el cuarto plato que era una paella típica del Delta del Ebro. El plato anterior habían sido mejillones, el segundo pescadito frito y calamares a la romana y empezamos a comer con picaditos de fuet y almendras saladas, finalizando con un quinto plato a base de pato y luego los postres. El restaurante estaba climatizado, con una gran sala con grandes mesas redondas donde se podían sentar grupos de doce personas por afinidades . Después de la comida algunas personas, entre ellas yo, se nos ofreció un micrófono para decir algunas palabras como antiguos alumnos.

    Por la tarde además de ratos charlando y paseando, Ramón me llevó a una librería de comics pues halando con el dueño días antes, de casualidad, le comentó que el conocía a una persona que le gustaba mucho Superman y al decir mi nombre, el dueño de la librería me conocía de mis páginas en Internet y Ramón le prometía que me llevaría para conocernos. Fue un rato muy agradable y resulta que yo lo conocía a él por haber realizado unas revistas de investigación sobre Superman que me había regalado Javier Olivares que colaboró en las mismas. El mundo es un pañuelo.

    Hernán tuvo sus compromisos con su familia pero luego quedamos para más tarde y se unió con Victor, poco después de salir de la librería y nos fuimos a cenar al apartamento de Víctor y por la noche salimos a dar una vuelta y pasamos un rato muy agradable en una restaurante sentados en las terrazas exteriores donde había puesta música de fondo.

    El domingo pase gran parte del mismo con Ramón que me enseñó diferentes zonas del Delta del Ebro y estuvimos haciendo algunas fotografías con la cámara que me dejó Alana. Estuvimos comiendo en el apartamento y a primera hora de la tarde había un partido de futbol importante, pero como ya sabes que a mí no me atrae, aproveche para dormir la siesta. A media tarde vino a verme al apartamento María Teresa, la hermana de Ramón, que hacía 48 años que no la veía. Más tarde estuvimos en su casa haciendo unas fotos y seguimos con la visita por Amposta por sitios nuevos que yo no conocía como toda la zona de ocio y por otros conocidos que quise volver a fotografiar pues ya había habido cambios en estos 24 años, como por ejemplo la casa donde viví que según me contó Ramón la van a tirar para construir algo nuevo.

    Pasamos por la casa de mi amigo Juan José Borrell que no vino a la celebración pero no estaba. Habló Ramón por el interfono de la puerta de la calle con su hija dejándole recado de nuestra visita. Nosotros lo vimos hace 24 años en nuestra visita a Amposta.

    Finalmente nos sentamos en una terraza al lado del Mercado de Amposta y allí se reunió con nosotros Hernán y cenamos dispuestos a regresar de manera que llegáramos a Barcelona sobre las doce de la noche. El viaje resultó ser un poco más largo de lo previsto pues había retenciones en la carretera y llegamos pasada la una y tuvimos la suerte de que aunque la mayoría de bares estaban cerrados, paseando fuimos hasta la Pizzería Maur y aunque estaban cerrando nos dejaron entrar y además nos ofrecieron una mesa para nosotros solos y allí el gerente nos esperó tranquilamente mientras el resto de camareros se fueron y estuvimos hablando con Hernán hasta las dos menos cuarto que nos fuimos. En esta ocasión hablé de ti con Hernán que lógicamente no te conoció. En fin Dolors, ya sabes lo bien que lo pasé en todo momento y me alegro muchísimo de haberme decidido a ir y tú tuviste mucho que ver en ello como te decía antes porque gran parte del impulso de moverme y salir de Barcelona se debió a que quise pasarlo bien para que tú me vieses bien.

    Mariano, Alana y Daniel. 12 de julio de 2009

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