¡12 de junio de 2009. Hoy hace 27 meses que te has ido!

    Escuchando el Ave Maria de Shubert me sentí teletransportado hacia tí, mi querida Dolors, que saliste a recibirme vestida como una princesa, flotando entre nubes algodonosas. Literalmente eras "mi princesa" Dolors. Es difícil de imaginar lo bellísima y elegante que estabas y lo bien que te quedaban las joyas en el cuello, en las muñecas, la diadema de brillantes en el pelo, el traje blanco de múltiples capas de seda escotado, ceñido a tu cintura y largo hasta abajo, tus pequeños zapatos de tacón de aguja. Una maravilla que nunca antes había vivido, movidos por la música de Franz Shubert, volando y bailando, atravesando las nubes... Me miraba asombrado pues jamás en mi vida, ni en sueños ni imaginándolo me había visto así, con un frac, con zapatos de charol y un elegantísimo sombrero y todo provocado inesperadamente por el estímulo del Ave María y no podía separarme de tí y permanecimos juntos mirándonos sonrientes con esos vestidos que jamás en vida pensamos utilizar. Estuvimos todo el rato flotando alrededor de Eva, siguiendo los dos por sus paisajes internos, vigilándola, cuidándola, pero cuando ya estaba afianzada en su realidad, sin perderla de vista nos elevamos un poco y danzamos en una experiencia que era nueva para nosotros que siempre hemos sido personas muy sencillas en el vestir. Volvimos a bajar del cielo cuando vimos que de entre los niños salía el hijo de Eva, muy sonriente y sorprendido, con los ojos muy abiertos y atraído completamente por las zapatillas rojas que llevaba su mamá y que ella aún no se había percatado de que tenía enfrente a su hijo. Que bien lo pasé contigo, cariño mío, contigo todo el rato, siguiendo los dos a Eva cuando subió hasta el volcán y veía una pequeña pradera. La cima de la montaña seca y estéril que describía y que luego resultó ser un volcán la pisábamos, tú vestida de princesa y yo de caballero de alta alcurnia. En fin, una experiencia inesperada. Gracias mi querida Dolors. Te sigo queriendo con locura y te agradezco todas tus atenciones y cuidados para con nosotros, con Daniel, con Alana y conmigo. Muchos besos a mi Princesa del Otro Lado.

    Mariano, Alana y Daniel. 12 de junio de 2009

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