Querida Dolors, hoy te voy a contar que lo que nos pasaba cuando comprábamos algo y nos salía mal y teníamos que cambiarlo y a la segunda quedaba bien, me sigue pasando y te sigo incluyendo porque el otro día decidí por fin ir a cambiar el teléfono inalámbrico que se había estropeado parcialmente hace muchos días y por fin decidí ir a hacer la gestión al Corte Inglés.
Te pedí que me ayudaras, como siempre hago y al llegar al Corte Inglés en mi paseo diario de después de la comida, subí al departamento donde lo había comprado meses atrás y estaba todo remodelado. Había bastante gente y cogí número. En la ventanilla ponía número 46 y a mí me tocó el 56, o sea, que me faltaban 10 clientes. Empezó a pasar el tiempo y hubo un momento en que me empecé a enfadar porque a pesar de haber pasado 25 minutos seguía el número 46, aún no habían pasado al siguiente cliente. Fui a reclamar y me pasaron con el jefe del departamento que lógicamente no podía hacer nada y me explicó lo complejo de las ventas de teléfonos, etc. Al final me puse amigable y cordial y volví al mostrador. Al cabo de cinco minutos aparecieron dos vendedores nuevos que me imaginé que por la hora es que habían salido a comer. Llamaron al número 47, al 48 y la vendedora que estuvo atendiendo al número 46 quedó libre y llamó al 49 que no estaba, ni el 50, ni el 51 ni ninguno hasta llegar en un minuto al 56.
Le presenté la queja y me dijo que tenían que probarlo, que sólo se admitían devoluciones o cambios en los 10 primeros días, después entraba la garantía, pero entonces se lo quedaban para arreglarlo sin poder dar fecha de entrega una vez estuviera arreglado. Esperé unos minutos y al cabo de un ratito volvió y me dijo que había hablado con el jefe que había en este momento (el señor con el que había hablado) y le había dicho que me cambiara el teléfono por otro nuevo. Me dijo que había tenido mucha suerte porque de haber estado su jefe, que era otra persona, de ninguna manera hubiera consentido el cambiármelo puesto que habían pasado 4 meses desde la compra. Sacó una caja nueva y sustituyó el teléfono inalámbrico, el portateléfono y el enchufe especial y me entregó las tres piezas nuevas. Me las metí en la bolsa y me fui a casa contento y agradeciéndote tu ayuda.
Pero he aquí que al llegar a casa y explicarle a Alana y Daniel la "suerte" tenida al cambiarme las piezas por unas nuevas, al abrir el teléfono que estaba envuelto en papel de seda sacado directamente de la caja, le faltaba las pilas que son especiales y la pieza que además de tapar las pilas sirve de apoyo y lleva la conexión con el portatélofono. Que lástima, pero como me acordé que a nosotros siempre nos funcionan las cosa a la segunda decidí volver inmediatamente al Corte Inglés. Daniel me dijo que a lo mejor ya no estaba la persona que me había atendido, pero volví y te pedí ayuda de nuevo. Cuando llegué no había nadie a excepción del jefe y una de las dependientas, pero no la que me había atendido que ya se había terminado su horario de trabajo y se había ido.
Hablé pues con la señorita preguntándole si se acordaba de mí que había estado hacía un rato. Afortunadamente se acordaba, le expliqué el tema y ella fue a consultarlo con el mismo jefe de antes que le dio permiso y buscó y tuvo que abrir varias cajas nuevas hasta encontrar la que estaba la pieza que me faltaba duplicada, la puesta en el teléfono averiado que le entregué a la dependienta anterior y la pieza nueva con las pilas que estaba envuelta aparte. La desenvolvió, probó las pilas nuevas que son autorecargables y duran un año y me lo entregó, con lo que pude volver a casa con todo bien a la segunda, como siempre nos pasa. Tuve “suerte” por la permanencia del señor que aceptó lo que el otro jefe no hubiera aceptado. Si hubiese ido otro día o en otro momento y no hubiera estado este señor, las cosas hubieran sido diferentes. Gracias Dolors. Te quiero.
Mariano, Alana y Daniel. 12 de mayo de 2009