Ya ha pasado otro mes Dolors. Este si que se me ha ido rápido, apenas fue ayer que te estaba escribiendo al haber transcurrido un año y medio desde que te fuiste a continuar tu VIDA con mayúsculas. Sé que estás muy bien y nosotros, como ya te he dicho muchas veces, también intentamos estar lo mejor posible para poder ofrecerte buenos momentos, alegrías en vez de penas, aunque ya sabes que en ocasiones resulta muy difícil y aún se me quieren saltar las lágrimas de vez en cuando, pero lo evito. Lo evito por tí, porque no quiero que te preocupes a estas alturas y pienses que no voy a poder seguir adelante sin tu presencia física. Ya sé que el conseguirlo es una alegría para tí porque es lo que más deseas, que seamos felices lo mismo que nosotros, también lo queremos, porque queremos y deseamos tu mayor felicidad y por mi parte no dejo de agradecerte siempre que nos ayudas.
Antesdeayer estuve cenando en casa de Anna María y Jordi, que solemos vernos como mínimo una vez al mes. Vi a Pol y Brisa llegó cuando estábamos cenando y se añadió lógicamente al grupo. Están todos muy bien, hablamos de muchas cosas y lógicamente hablamos de tí, porque ellos te recuerdan también con mucho cariño. Dentro de pocos días ya sabes que soy yo el que cumple años y cambia de década con todo lo que eso significa a nivel administrativo, pero con respecto a mi relación contigo, pues nada cambia, es un día más en el que seguiré haciendo las mismas cosas y te seguiré hablando y pensando y recordando y amándote porque eso no podrá cambiar nunca, siempre serás mi amor eterno. En este mes transcurrido no han pasado muchas cosas diferentes de las que ya te voy contando en cartas aparte cuando ocurren, por eso te repito la frase de siempre, t'estimo Dolors y siempre será así, independientemente de que tú sigas creciendo y realizando magníficas misiones en el Otro Lado, aquí siempre nos tendrás a Alana y a David, a Daniel y a Tania, y a mi, recordándote y amándote.
Ya sabes que hoy he estado comiendo una paella solo, bueno aprovechando que no estaban ni Alana, ni David, ni Daniel ni Tania, que habían quedado para comer en sus respectivas casas, te he tenido enfrente de mi mientras comía, como tantas otras veces que habíamos ido a comer una paella al restaurante "Els Peixets" y cada vez que he bebido lo he hecho a tu salud, mirando la silla vacía que tenía enfrente, pero que no estaba vacía porque mi imaginación consciente la llenaba con tu imagen, recordando tantas y tantas veces que habíamos estado allí comiendo una paella, riendo y hablando y mirándonos a los ojos.
Mariano, Alana y Daniel, 12 de octubre de 2008