Queridísima Dolors. Hoy, 28 de julio de 2007, hubieras cumplido 55 años y lo hubiéramos celebrado junto con el día de mi santo que tú institucionalizaste ya que yo no tenía día de santo y como a tí te gustaba celebrar santos y cumpleaños, pues un día dijiste que mi santo sería y lo celebraríamos el día de tu cumpleaños. Y así ha sido en lo que respecta a mi santo porque ahora tú tienes un nuevo cumpleaños que es el 12 de marzo de 2007, el día que abandonaste esta dimensión para nacer en otra superior donde no existe el dolor para las Almas buenas como tú y donde sabemos que eres muy feliz y que estás en compañía de tu adorada madre que tanto echaste a faltar desde que ella se fue a tus 19 años. Si no hubieras fallecido probablemente, en la opinión de todos los médicos con los que he hablado del tema, estarías viva pero sufriendo mucho dolor, con la morfina siempre a cuestas y con una calidad de vida muy mala. Por eso, aunque tu ausencia me duele en el cuerpo y en el alma, me alegro por tí. ¡Cuánto hubiéramos deseado que la quimioterapia te hubiera curado y pudieras haber retomado tu vida con normalidad!, como nos hacían ilusionar los oncólogos... Hay muchas noches, bueno, todas las noches, en que me pongo a pensar en tí, cómo estarás, dónde estarás, y pienso que una de las mayores felicidades de haber cruzado el umbral es haberte reencontrado con tu querida madre que estoy seguro que fue quien te vino a buscar cuando llegaste a tu Nueva Vida. Dolors, no me canso de repetirte y así será siempre, de lo mucho que te queremos Alana, Daniel y yo y lo mucho que te echamos en falta, pero estamos seguros que en un futuro nos volveremos a ver y estaremos todos juntos y felices. Te mandamos desde aquí muchos besos y todo nuestro amor y cariño que nunca dejaremos de sentir por tí hasta que volvamos a reunirnos de nuevo.
Cartas de Nora Condolencias La muerte no existe El vuelo de la mariposa
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