Para los que sufren recordando el cuerpo físico deteriorado del ser querido que se fue


    Yo sólo he visto tres cadáveres en toda mi vida. El primero el de mi padre en 1977. El segundo el de mi madre en 1992 y el tercero el de mi esposa en 2007. En la época en que se fueron mis padres, yo no tenía los conocimientos que tengo ahora y lo que sí recuerdo muy profundamente, dado que yo vivía en Barcelona y ellos en Zaragoza, es que, tanto cuando vi a mi padre, como cuando vi a mi madre, no los reconocía pese a haber estado con ellos pocos meses antes. Y eso que estaban en el tanatorio y habían pasado por el proceso de maquillaje que siempre les hacen a todos los cadáveres para exponerlos ante los familiares.

    Posteriormente, sabía cuando se fue mi esposa, que el cuerpo físico no es nuestra auténtica realidad, que es la Conciencia y su cuerpo energético que es un doble exacto del cuerpo físico que al quedar desconectado de su fuente de energía (el cuerpo energético) se deteriora rápidamente. Pero una cosa es saber los hechos porque te los cuentan o lo lees y otra es experimentarlo y vivirlo. Cuando mi esposa cruzó el umbral dimensional y quedamos en la habitación de la clínica únicamente mis hijos y yo, pudimos ver perfectamente como con una rapidez increíble, su cuerpo físico se tornaba amarillo y cambiaba su expresión. Comprendimos perfectamente que Dolors ya no estaba allí, que había partido, posiblemente estaba flotando en el techo de la habitación mirándonos y así nos despedimos de ella y le dijimos nuestro adiós mirando hacia el techo. Al día siguiente en el tanatorio, la habían maquillado y estaba mejor, sonrosada, pero era todo efecto del maquillaje. Tanto a mi padre como a mi madre, quizás por que era años atrás o porque el maquillador no fue tan profesional, estaban irreconocibles. Tuve que estar mucho rato mirándolos para ver que realmente eran ellos. Con mi esposa fue distinto, hicieron un trabajo de maquillaje muy bueno, pero si somos objetivos en la expresión, nuestros seres queridos, en cuanto dan su último aliento y pasan al Otro Lado, están bien, con color, con luz, porque son energía y lo que ha quedado atrás, el cuerpo físico ya no es nuestro ser querido, es “el traje que usaba” para poder vivir en la dimensión física y que, al no tener la energía vital, la energía que le daba la vida, se endurece, cambia de color y de expresión y entra en proceso de descomposición con gran rapidez.

    Por eso no es nada insensato sino totalmente razonable que los recordemos como cuando estaban vivos y si su cuerpo físico murió por alguna enfermedad, o quedó desfigurado por un accidente, aún es mejor que los recordemos como cuando no estaban enfermos, como cuando estaban sanos y llenos de vida porque la realidad es que ahora, en el Otro Lado ya no están enfermos, están más saludables y mejor que nosotros, están felices y vivos y deseando vernos a nosotros salir adelante y sería y es un error mortificarnos con el recuerdo de algo que ya no es nuestro ser querido que está perfectamente bien en el Otro Lado.

    Mariano

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