El llanto en los diferentes momentos del duelo


    No llores si me amas,
    Si conocieras el don de Dios y lo que es el cielo.
    Si pudieras oír el cántico de los ángeles
    y verme en medio de ellos.
    Si pudieras ver desarrollarse ante tus ojos, los horizontes, los campos
    y los nuevos senderos que atravieso.

    Si por un instante pudieras contemplar como yo,
    la belleza ante la cual las bellezas palidecen.
    ¿Tu me has visto,
    me has amado en el país de las sombras
    y no te resignas a verme y
    amarme en el país de las inmutables realidades?

    Créeme.
    Cuando la muerte venga a romper las ligaduras
    como ha roto las que a mí me encadenaban,
    cuando llegue un día que Dios ha fijado y conoce,
    y tu alma venga a este cielo en que te ha precedido la mía,
    ese día volverás a verme,
    sentirás que te sigo amando,
    que te amé, y encontrarás mi corazón
    con todas sus ternuras purificadas.

    Volverás a verme en transfiguración, en éxtasis, feliz
    ya no esperando la muerte, sino avanzando conmigo,
    que te llevaré de la mano por
    senderos nuevos de Luz y de Vida.
    Enjuga tu llanto y no llores si me amas.

    San Agustin


    Así es como he adoptado el lema de San Agustín que he hecho mío y que cuesta mucho de cumplir los primeros meses cuando se te adelanta en el camino una persona muy querida.

    Cuando esto ocurre, llorar es inevitable y como he mencionado otras veces en cartas a este foro, es necesario porque de lo contrario el cuerpo y la mente pueden enfermar. Sin embargo, es muy importante ir tomando el concepto y la comprensión de lo que el llorar implica.

    Este es un tema muy delicado, porque todos podemos tener creencias o teorías arraigadas en nuestro interior y apoyadas por nuestra cultura y nuestro medio familiar, laboral y social y a veces ponerse a circular en contra de la corriente puede resultar muy difícil y sólo se hace posible en base a la comprensión.

    No es lo mismo entender que comprender. El entendimiento es de la mente, de la razón, del manejo de teorías. Uno puede ser muy intelectual y entender muchas cosas, tener una gran memoria y haber estudiado varias carreras universitarias, pero esa persona a lo mejor se puede dar el caso de que tenga muy poca comprensión, porque la comprensión la da el corazón, no la mente, la comprensión la da la Conciencia, no la mente, la comprensión la da la experiencia, no las teorías, la comprensión sale de las vivencias. Por eso una persona puede no haber estudiado, no conocer muchas teorías de los miles que circulan en nuestro entorno cultural, pero ser muy inteligente y comprender muchas cosas en su fondo, en lo que importa, no en lo superficial.

    A pesar de todo, no hay que malinterpretar las cosas y no hay que irse a los extremos y lo ideal es que haya un equilibrio entre el conocimiento teórico y el práctico, entre la razón y el corazón, entre los pensamientos positivos y los sentimientos positivos, porque los negativos no nos llevan hacia la Luz, sólo a la enfermedad del cuerpo y del alma.

    No se puede pedir a nadie que está pasando por la experiencia de que se la haya ido un ser muy querido que no llore. Como decía antes, incluso es aconsejable. Pero entonces, ¿cómo encajan las palabras de San Agustín?

    He tenido la suerte de creer en la VIDA después de la vida. En ningún momento dí por perdida a mi querida Dolors, pero cómo no llorar si la persona amada, si la persona con la que has compartido todo en la vida, se ha ido después de estar 32 años compartiéndolo todo. Y aún así lloré cada día durante los 14 primeros meses, pero nunca caí en la desesperación, en la rabia, en revelarme contra todo y contra Dios, en sentir que la vida es injusta y que todo está mal. Dolors me ayudó en eso y me sigue ayudando, su amor me salvó de la desesperación, el amor, la energía primordial del universo.

    Dios es amor. Es una frase que puede ser muy real para quienes creen en Dios. Y ¿qué ocurre con los que no creen? Pues el amor sigue siendo la línea de salvación, el amor al ser querido, el amor a nuestros hijos, a nuestras parejas, a nuestros padres, a nuestros hermanos, a nuestros seres queridos. Uno puede no creer en nada, pero si puede sentir el amor por su ser querido. Si lo da por perdido, el duelo es mucho más fuerte, es más difícil encontrar consuelo.

    Uno no puede comprender bien lo que no conoce. Aunque en nuestra juventud Dolors y yo tuvimos nuestras épocas de ateísmo, no es el caso presente. Yo no soy ateo, pero reconozco que tampoco soy una persona religiosa. No es lo mismo ser religioso que ser o intentar ser espiritual. Todas las religiones en su fondo son buenas, porque todas se basan en lo mismo, en el amor. Otra cosa es el uso que los seres humanos hacen de las religiones y sus preceptos.

    Yo no puedo hablar en profundidad de la religión mahometana, o hindú u otras religiones que no sean la cristiana. Es la que más conozco. Pero no soy religioso, es decir, no sigo los preceptos de la Iglesia a la que considero un estamento de poder. Me encanta el Sermón de la Montaña, me encantan las Bienaventuranzas, creo en Jesús el Cristo, pero he llegado a todo eso por lógica. Es mi caso, no tiene que ser necesariamente algo que valga para todos.

    De la misma manera que me parece un poco absurdo pensar que estamos solos en el Universo, que de los trillones y trillones de mundos que hay en el Cosmos, sólo la Tierra está habitada, de la misma manera pienso, veo, siento que el Universo es Multidimensional, que todo es energía y que todos los fenómenos de la naturaleza, no tienen sentido ni explicación total si sólo recurrimos a las leyes ordinarias de la física (que no las conocemos todas). Hoy en día, incuso en la comunidad científica se están descubriendo otras dimensiones a través de la Física Quántica.

    En los textos religiosos de todas las culturas se habla de ella, con otras palabras, con simbologías, pero ahí están las Leyes Universales de la Energía Cósmica, otros dirán, ahí está la Ley de Dios. Da lo mismo. Y si tenemos en cuenta que la palabra Cosmos significa orden, es porque hay un Principio Ordenante. Llámalo Dios. Es lo mismo.

    Y la energía primordial del Universo es el Amor, no estamos hablando ni de sexo ni de erotismo, el verdadero Amor es el Amor Consciente y todo el mundo tiene en su corazón, en su alma, en su Conciencia, una chispita de ese amor y esa chispita se puede desarrollar hasta llegar a convertirse, como decían muchos santos de otras épocas, en un fuego abrasador que dirigido de manera positiva hacia el bien, nos puede llevar hacia la Luz, hacia la esperanza, pero desarrollado negativamente nos puede llevar hacia la oscuridad, hacia nuestra propia destrucción.

    Es necesario llorar, las lágrimas pueden salvar el cuerpo y el alma, pero todos los excesos, todos los extremos son malos y hemos de intentar llegar a un punto de equilibrio, cuando buenamente podamos, sin obligaciones, sin normas, pero con conocimiento de las cosas, con conocimiento del Universo.

    Para las personas que no creen en que haya VIDA después de la vida, esto no tendrá sentido. No es mi propósito convencer a nadie porque no es ético el querer manipular y convencer las conciencias ajenas.

    Solo lo quiero explicar porque a mí me ha servido en mi proceso de pasar por la experiencia que todos los de este foro conocemos tan bien.

    Para mí (y para millones de personas) hay VIDA después de la vida, y a parte de los numerosos testimonios que hay escritos en libros o en personas vivas que así lo afirman por sus propias experiencias vividas, esa VIDA que continúa en la siguiente dimensión del Cosmos, con la misma persona, porque nuestra auténtica realidad no es nuestro cuerpo físico sino nuestra Conciencia que está unida al cuerpo energético que es un doble exacto del cuerpo físico, cuando pasa al otro lado y se hace consciente de ese hecho, cuando nuestros seres queridos atraviesan el umbral dimensional que nos separa, nos quieren avisar y nos mandan señales de muchos tipos para indicarnos que están bien, que no han muerto, que lo que ha muerto es el cuerpo físico, el vehículo que se necesita para vivir en esta dimensión física, pero que en la otra dimensión no nos sirve y por eso al separarnos de él, al cortarse la unión energética, que en muchas lugares se ha dado en llamar Cordón de Plata o Cordón Plateado, por su color, ese cuerpo sin energía se pudre a gran velocidad.

    Pero si estamos llorando continuamente, si estamos desesperados, furiosos, llenos de rabia y de incomprensión, si ni siquiera somos capaces de ser mansos de corazón como dice esa bienaventuranza del Sermón de la montaña, pues no podemos captar esas señales. Sin embargo, hay algo que a pesar de todo nos mantiene unidos a nuestros seres queridos y ese algo es el amor hacia ellos. Y esto es así para creyentes y para no creyentes, porque las creencias no dejan de ser teorías y otra cosa diferente son los hechos y el hecho es que si había amor hacia nuestro ser querido estamos conectados energéticamente a él y sólo es cuestión de tiempo (diferente en cada persona y circunstancia) de que nos percatemos de ello.

    Y bajo el prisma de que hay VIDA después de la vida y de que por lo tanto, nuestro ser querido no ha muerto y nos ve y nos oye, es aquí donde muy lentamente y con gran esfuerzo se puede hacer realidad la frase de San Agustín, si me amas no llores.

    A mi me ha costado y me cuesta seguir esa pauta y repito que esto que voy a decir ahora sólo se puede hacer en base a la comprensión, en base a la experiencia, y es que el verdadero amor es el amor consciente, o sea el amor con conocimiento, el amor desinteresado, el querer el bien del ser amado por encima de todo, y cuando empezamos a hacernos conscientes de que nuestro ser querido no nos quiere ver llorando y desesperados, que con eso lo retenemos en sus procesos naturales de elevación de la energía, dicho de una manera más sencilla, que los entristecemos, si llegamos a comprender que lo que ellos necesitan es vernos bien, vernos felices, ver que salimos adelante, pues es por amor a ellos que tenemos que hacer ese esfuerzo, ese sacrificio de llorar lo imprescindible, lo necesario para no enfermar, pero hay que intentar ofrecerles no nuestra tristeza y nuestro sufrimiento, sino nuestra alegría, nuestro coraje y que sepan que vamos a salir adelante y que siempre pueden contar con nuestro apoyo, con nuestra alegría y cuando no podemos y caemos en el llanto (estoy hablando de procesos avanzados, no del principio) pues nos disculpamos y si caímos nos levantamos, y podemos hablar mentalmente con ellos porque nos escuchan y siempre que pueden nos ayudan aunque nosotros no nos demos cuenta (aquí hay muchos grados de personas diferentes que son más o menos sensibles a la captación de sus señales, de sus ayudas).

    No puedo pasar por alto el mencionar que la experiencia de pasar por una situación de duelo por el avance dimensional de un ser querido, es siempre diferente en cada persona. En primer lugar porque todos somos diferentes y todos experimentamos las situaciones de dolor de manera distinta. En segundo lugar por las variaciones de parentesco que pueda haber. No hemos de ser hipócritas, hay grados de dolor diferente según el tiempo convivido, la afinidad tenida, etc. Y lo hablo por comprensión, es decir, por haber pasado por ello, en 1977 con el paso de mi padre, en 1992 con el de mi madre y en 2007 con mi esposa. Este último ha sido infinitamente mayor que los anteriores entre otras cosas porque algo que marca también la pauta y mucho y el que no lo quiera reconocer que lo reflexione, no es lo mismo que se te adelanten tus abuelos, a que sean los padres, dentro de las leyes naturales, de que ya han vivido toda una vida, les llegó el momento porque no somos eternos físicamente hablando (sí energéticamente hablando) , concretando y por poner un ejemplo vital mío. No fue lo mismo cuando se fue mi madre a la que quería y quiero muchísimo estando yo casado y con hijos, que la experiencia de la partida de Dolors para nuestros hijos Alana y Daniel con 25 y 19 años respectivamente. La madre de Dolors también se le adelantó cuando ella tenía 19 años y eso la dejó marcada de por vida. Y aún es peor y aparentemente, humanamente hablando, contra las leyes naturales (no contra las Divinas) que se te adelante un hijo.

    Y otras muchas variables como el tipo de muerte, la causa que la ha provocado. Aunque pueda parecer cínico, no es lo mismo que estés económicamente bien situado a que encima de tener que sobreponerse a la situación de duelo, haya problemas económicos que pueden ser para algunas personas insolventables. No experimenta igual la lluvia y el frío, quien tiene un hogar mínimamente acomodado que aquel que no tiene donde vivir o que no puede llegar a final de mes y tiene parientes enfermos que cuidar y… las variaciones son enormes de un caso a otro.

    Y volvemos al tema del llanto, explicado ya para una fase avanzada de duelo y principalmente de comprensión de lo ocurrido. Esto ya lo he explicado en otras cartas y sé que es muy duro y lo sé porque lo he vivido, lo he experimentado en propia carne. Pero hay que decirlo porque si no se conoce podemos caer en error. No ama más quien más llora, no ama más quien más sufre, es muchísimo más difícil sacrificar ese sufrimiento para no hacer sufrir al ser amado. Repito por enésima vez, cuando se pueda, cada persona es diferente, pero caer en el círculo del sufrimiento llega a ser una conducta egoísta porque nos produce un cierto placer aunque no nos percatemos de ello si no nos conocemos, si no nos auto estudiamos a nosotros mismos. Esto es muy difícil de entender. Sé que no todo el mundo lo entiende, por lo menos al principio y sobre todo en los casos más desgarradores como es cuando se nos van los hijos.

    El Amor es el oficio sagrado, el amor consciente, el querer por encima de todo el bien del otro por encima del nuestro es un sacrificio, hay que sacrificar el sufrimiento propio para que no sufra en demasía el ser querido. Sacrificio significo sacro oficio, o sea, oficio sagrado, y se llama oficio sagrado porque estamos trabajando con lo más sagrado que hay en el Universo que es la fuerza del Amor, lo que nos mantiene vivos, lo que cuando existe no nos puede separar de nuestros seres queridos y por ello hemos de sacrificarnos e intentar seguir nuestras vidas por y para ellos, para ofrecerles alegrías, no tristezas.

    Y aquí, como en todo, se dan todo tipo de variables en función de nuestras circunstancias. Cuando una cosa que duele y no se entiende el porqué, duele más, por eso un camino hacía la liberación de una parte de nuestro dolor es la comprensión.

    Hay tres cosas que rigen sobre todo en la siguiente dimensión. Karine Dray explica a sus padres, y hay otros muchos testimonios, que el amor y el perdón es lo que predomina en la Otra Vida y eso se deriva de la comprensión. En el Otro Lado, todo el mundo pasa por un proceso de revisión de lo que ha sido su vida y lo que se tiene en cuenta no es lo que ha creído o las teorías que ha estudiado, se tiene en cuentas el comportamiento hacia nuestros semejantes, los hechos no las teorías. Nuestros seres queridos nos aman y nos perdonan todo lo que a nosotros nos pueda parecer que no es susceptible de perdonarse, porque su grado de comprensión es mucho más elevado que el nuestro. Sin embargo, nosotros, desde nuestra posición también podemos poner en práctica el amor, el perdón y la comprensión y para eso no es necesario muchas veces ni siquiera ponerse en contacto, es una cuestión interna, de corazón, pero no hay que dejar pasar algo muy importante, que nosotros también necesitamos ser capaces de perdonarnos a nosotros mismos, si no nos conocemos a nosotros mismos, no podemos perdonarnos y mucho menos llegar a perdonar a los demás. Y el perdón desinteresado es un acto de amor.

    Si queremos sanar nuestro adolorido corazón, si queremos liberarnos del dolor desgarrador, hemos de comprender, hemos de perdonar, hemos de amar, hemos de dejar de lado el orgullo y la ira, ser pacíficos y humildes y todo esto, soy consciente de que suena a mensaje cristiano, pero si profundizamos un poquito en cualquier religión, todas nos indican lo mismo, porque la palabra religión, viene de religare, de volver a unir, la Conciencia, la Chispa Divina que hay en todos nosotros, con el Origen Universal, con la Fuente de Energía, usando otra terminología, con Dios. Repito que el problema de las religiones se deriva del mal uso que de ellas hacen los seres humanos, no de sus doctrinas internas cuya síntesis siempre es la misma, el Amor y de allí que San Agustín, tantos siglos atrás ya nos hablara con sus palabras de esas dimensiones superiores y de que si amamos a nuestros seres queridos no lloremos, como se puede leer en el post que María nos ha dejado.

    Hay muchas cosas más que se podrían decir, pero sería interminable. Muchos sabéis que he escrito de esta manera larga en otras ocasiones, con la sana intención de que le llegue a quien le pueda o deba llegar y sé que hay personas que les llega y es útil, de lo contrario no insistiría. Yo no controlo eso. Sólo explico estos temas tal como yo los vivo cotidianamente porque he comprobado que me han servido, porque he experimentado la presencia viva de Dolors y no porque se me haya aparecido ni nada por el estilo, sino por cosas más sutiles y más triviales, por experiencias que para mí no tienen una explicación completa sino reconozco que la mano de Dolors está detrás. Y es mi amor hacia ella lo que me lleva a sacrificarme y aunque hay veces que de buena gana me echaría a llorar en la cama y a desgarrarme, el camino fácil, no lo hago y le pido ayuda para salir adelante y salgo y siento su amor en mi corazón que se inflama muchas veces y me emociono y me da la alegría que le ofrezco con todo mi amor.

    No quiero dejar de mencionar que al principio puede ser necesaria la ayuda de profesionales y de medicina que alivie la angustia cuando ésta es muy fuerte. Esto es obvio y digamos que afecta a la parte más física. En general lo que escribo va dirigido a la parte psicológica y aún mejor a la parte espiritual que puede haber en todos nosotros.

    Mariano

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