Más explicaciones sobre "El vuelo de la mariposa"

    Dejó aquí más datos referido en agosto de 2008 por el propio José Luis de la Rica, relacionados con "El vuelo de la mariposa"

    En mi opinión, el contacto con el Otro Plano es un hecho que ya está sucediendo como algo NATURAL, inscrito en las leyes de la VIDA, por lo tanto lo único que hay que hacer es aprender a hacer uso de esa capacidad de la misma forma con la que actuamos con todas las demás. Pero no la podemos desarrollar si no sabemos que existe o la mantenemos reprimida por cualquier circunstancia. Las que afectan más negativamente, son aquellas que tengan que ver con cualquier tipo prédica aderezada por el miedo a un castigo del que no podremos escapar. Son tan efectivas que aún nos sometemos a ellas sin rechistar, de tal manera que pareciera que vivimos aún en la Edad Media.

    El contacto con el Otro u otros Planos de conciencia, de la misma manera que otras facultades del ser humano, se fue desarrollando a la par que la toma de conciencia del hecho de existir. Esos "ignorantes pueblos primitivos", liberados de la manipulación de las sociedades cultivadas, vivían y continúan haciéndolo, con sus seres traspasados integrados en su cotidianeidad... Pero como son ignorantes, nosotros que somos más "listos" sabemos que eso es imposible, y en vez de cultivar esa riqueza hemos ido poniendo todo tipo de impedimentos para desterrarla de nuestra vida. Total, que en vez de utilizar una capacidad que nos pertenece como especie y que nos ayudaría muchísimo en la evolución social y personal, se le ha dado la vuelta al asunto, logrando que lo que era natural se perciba como raro, demencial, pecaminoso y un sin fin de adjetivos más.

    Imaginaos que un día, hace cientos de años, a los que dictaban cómo hay que comportarse, se les hubiera ocurrido catalogar como algo negativo no tener permanentemente al menos uno de los pies apoyados en el suelo. Y, además, perseguir de mil maneras a quienes se atrevieran a saltar. Con el paso del tiempo, ¿tendría esa “orden” consecuencias en la forma de percibir la vida? ¿Afectaría a nuestra evolución? Y, ¿no resultaría difícil cambiar una creencia semejante, arraigada tan profundamente en el inconsciente colectivo por siglos de represión? Bueno, es su símil, pero creo que bastante ajustado para explicar las dificultades que se plantean a la hora de tratar de que la gente se dé cuanta del estado hipnótico de su escala de valores.

    El caso es que no hay nada más que abrir las orejas y escuchar lo que todo dios te dice acerca el contacto con los muertos… ¡Hay que… dejarlos en paz, hay que…, hay que…, hay que…, pero nadie sabe por qué hemos de asumir esos “hay que…”. Y mientras tanto, luchamos contra natura, reprimiendo el impulso natural que nos empuja a la necesidad de mantener todos los vínculos posibles con los seres amados. Pero lo peor no es sólo eso, sino que también estamos cerrando la puerta que ellos -los que ya no están en este plano físico- necesitan también tener abierta para continuar vinculados con nosotros. Ellos nos echan de menos, probablemente no con la misma intensidad que nosotros, pero ellos también necesitan ese intercambio de afecto con los que aman. ¿O creéis que como están (¿) muertos, ni sufren ni padecen? O ¿creéis que están dormidos hasta el final de los tiempos? Si alguien cree eso, que sea valiente y lo compruebe por sí mismo, en vez de creer a pies juntillas lo que les digan otros. Siempre digo que el deber con los seres queridos es de cada uno de nosotros y que no vale refugiarse en el parecer de los demás haciendo dejación de nuestra responsabilidad.

    Se nos dice que les hagamos misas y todo tipo de rituales. Se nos dice que pidamos a Dios por sus almas, pero se nos niega lo más sencillo: dejar actuar a nuestro ser natural.

    Y es que esa relación entre conciencias es tan NATURAL que, como decía al principio, hay numerosas posibilidades para establecer contacto con los que partieron y a poco que nos liberemos de pre-juicios, podremos comprobarlo.

    Quiero explicar algunos aspectos inherentes a la experiencia de El vuelo de la mariposa, para más adelante comentar algo acerca de otros modos de establecer contacto con el más allá.

    Por encima de cualquier otra condición, El vuelo… es posible gracias a la fuerza del Amor. El Amor, esa misma fuerza que a ellos les permite traspasar el fino velo que se levanta entre ambos planos de conciencia. El Amor y la Confianza de que algo cuya raíz es el Amor fluirá de forma espontánea y NATURAL. Precisamente experimentar El vuelo… se complica cuando no dejamos que la experiencia fluya naturalmente. Estamos tan acostumbrados a utilizar los estímulos físicos y la conciencia ordinaria que cuesta abandonarnos a nuestras emociones y sentimientos sin pretender controlar los resultados.

    Pero el fin de El vuelo de la mariposa es aprender a hacerlo de tal manera que deje de ser necesaria la intervención de otra persona que nos dirija. Ahora bien, mientras se aprende hay que ser dirigidos, pero SóLO será posible si la persona que dirige El vuelo… lo hace con armonía amorosa y empatía con quien está viviendo la experiencia.

    He sido testigo de tres experiencias guiadas por una misma persona, de las cuales solamente una de ellas –supongo que fue porque guiaba a su marido- fue verdaderamente un vuelo. Las otras dos no pasaron más allá del nivel de sus subconscientes. Imaginad la mente con varias capas, como una cebolla. Si en la capa exterior se expresa la conciencia ordinaria (la que usamos en nuestra relación con los estímulos del entorno), y siguiendo con el ejemplo profundizamos y vamos atravesando capa por capa, habremos de pasar por otras que, para que nos entendamos, podemos llamar subconsciente, inconsciente o como quiera que las denominemos, hasta llegar a una capa más profunda que yo llamaría “super-consciente”. Para que el Vuelo resulte, hay que llegar hasta esta última, y sólo cuando llegamos a ella estamos verdaderamente conectándonos con el otro plano. De hecho, hay veces que la persona se va de una a otra sin darse cuenta. Eso ocurre en cuanto intenta controlar la experiencia, porque es ese control el que le saca de ese nivel supra-consciente y llevando su conciencia hacia el exterior.

    Esto lo vi claro cuando en una ocasión empecé a dirigir a una madre en su segundo vuelo. El primero resultó muy sencillo para ella y cuando entramos en harina con el segundo, al ver que ella sola se encaminaba fácilmente hacia la profundidad necesaria para alcanzar la experiencia, casi sin darme cuenta, dejé mi cometido y dispuse mi ánimo como simple observador. El resultado fue que no conectó. Días más tarde volvimos a intentarlo, pero esta vez me mantuve emocionalmente implicado y de nuevo pudo establecer el contacto con facilidad. Es decir que en el caso de El vuelo de la mariposa es tan importante la fuerza amorosa de quien la dirija como la de quien la experimente. De otra manera, cualquier cosa que ocurra tiene poco o nada que ver con El vuelo…

    He sido testigo, por otro lado, de cómo han dirigido vuelos otras dos personas y en ambos casos he podido comprobar que han sabido llevarlas y mantenerlas durante toda la experiencia en el nivel preciso. Pero en estos casos, esas personas habían puesto en acción su empatía y un verdadero y profundo deseo de ayuda. Esa es la diferencia.

    Ya hablé del Hemi-sync, así que sólo quiero ahora resaltar que esta técnica es psicológicamente muy útil para multitud de aspectos de la vida. La posibilidad de la proyección de la conciencia hacia otros Planos de existencia es solamente una más. El vuelo de la mariposa, al menos hasta hoy, tiene perfectamente delimitada su función, como ya sabemos.

    Sé de otros métodos útiles para la sincronización de los hemisferios cerebrales. Desde luego, el mejor y el que está en la base de todos los demás es la meditación, con todas sus variedades y posibilidades de experiencias. Pero hay un procedimiento que no quiero dejar de aludir; es El Método Silva. Por lo poco que sé sobre él me parece muy interesante. En Internet encontraréis información y algún libro.

    Por último quiero destacar el IADC (Induced After-Death Communication).

    Este es un procedimiento mediante el que también se conecta con los seres queridos del Más allá. Han escrito un libro en inglés a cuyo contenido he tenido acceso gracias a mi amiga Clau que ha tenido la generosidad y la paciencia de írmelo leyendo y enviándome las grabaciones a través de Internet. Gracias a eso puedo concluir que, siendo una forma de contacto muy diferente al que se realiza con El vuelo de la mariposa, las conclusiones que establece respecto de cómo es la Nueva Vida del Más allá, son básicamente las misma o muy semejantes a la información que recibimos con El vuelo…

    Creo que a finales del verano tendremos el libro traducido. Cuando lo tenga lo incluiré en los archivos de mi “Windows Live”, junto a varios libros que podéis descargaros desde allí: http://el-vuelo-de-la-mariposa.spaces.live.com/default.aspx?_c02_owner=1

    Las personas que guían el IADC son profesionales de la conducta y se puede conectar con ellos a través de su página Web. En el mensaje que dejaré a continuación, encontraréis la dirección de Internet y podréis leer la traducción de un texto que orienta perfectamente acerca de este método.

    Hay en esa traducción un par de párrafos que quiero destacar antes de terminar, porque explica en pocas palabras EXACTAMENTE lo que pretendo con mi forma de abordar el proceso del duelo:

    “La terapia contra el duelo aceptada desde hace muchos años ha sido la de extinguir los lazos emocionales con los fallecidos, del tipo “están muertos y se han ido, así que olvídalos”. Sin embargo, la terapia IADC presenta una nueva forma de abordar el asunto y con una opinión opuesta: la de un contacto continuo y saludable con el fallecido.

    “Como esta aproximación choca con la ciencia materialista – que nos ha adoctrinado con la creencia de que la vida es solo un camino hacia la aniquilación y la nada – es ignorada y rechazada por muchos terapeutas. “Es todavía muy reciente, pero ya comienza a extenderse” dice Botkin”.

    Bueno, seguimos por aquí, jejeje…

    Un abrazo.


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