“Dudas y sentimientos que surgen en personas que se acercan al tema del “vuelo”


    Reproduzco a continuación una respuesta a una carta de una persona de este foro que responde a intentar explicar los sentimientos contradictorios de querer hacer el vuelo y no atreverse y las dudas que nos pone la mente. En realidad, al principio es una doble carta pues me escribieron dos personas y al responder a la segunda hice mención de párrafos que le había respondido a la primera. No pongo los nombres de estas personas y la segunda me dio permiso para poner aquí toda su carta. He mantenido los nombres de las personas que hacemos el vuelo, pero si alguien desea que lo omita no tiene más que decírmelo.


    Hola:

    Le acabo de escribir a tu amiga, que me ha escrito hace un momentito y después aún tengo que escribirle a otra señora de Colombia que también se ha quedado viuda y se ha puesto en contacto con José Luis. Te digo esto porque lo que le he escrito a ella respecto de las experiencias del vuelo, tal como yo las siento, es lo mismo que te voy a explicar a tí, te lo voy a copiar textualmente ya que sirve para cualquiera que me preguntara sobre el tema y como lo acabo de escribir, sería tontería que volviera a hacerlo.

    Ella me dice en su carta que le da envidia de las personas que hacemos el vuelo y esto es lo que le he contestado:

    No tengas envidia, pues esto es algo que está en las manos de cualquiera y en parte no depende de uno mismo. Te diré que a mi me da envidia Encarnita o la misma Sonia que ha hecho menos vuelos que yo y para mí ella ve y siente mejor que yo.

    Todo es muy relativo. Este fin de semana que hicimos una "quedada" en Madrid, varias personas de todo España para conocernos, hablando con Antonio a mi me parece que sus vuelos son ideales y a él le parece que son los míos. He llegado a la conclusión que no es lo mismo vivir un vuelo hecho por uno que oír el vuelo hecho por otro. Siempre resulta más real el oír el de otro que el que uno mismo hace. Esa es la impresión que tengo hasta el momento. Creo que no se necesita ninguna elevación espiritual, sino saber dejarse ir, no analizar. Dentro de la experiencia hay mucha subjetividad de uno mismo y no está muy delimitado el momento en que lo que se percibe es una experiencia de otra dimensión o el propio subconsciente de uno colabora en el momento. Yo he realizado 7 vuelos y me lo he pasado muy bien y trato de no analizarlo tal como me indica José Luis que haga. Me lo paso bien, no le hago mal a nadie, pero sigue habiendo una parte de la mente razonativa de uno que hay momentos en que analiza y piensa que todo lo que se está viendo es producto de la imaginación, pero como dice el mismo José Luis, "no importa si te lo imaginas, si es un sueño, tu sigue y no analices" y eso es lo que yo intento hacer. Y creo que cualquiera lo puede intentar pues no hay ningún peligro en ello y todo lo más que te puede pasar es que pienses que todo lo que has visto te lo has imaginado, o, a veces, también ocurre que hay personas que dicen que no ven nada. Como cada persona es un mundo y es diferente en lo mental, aunque todos seamos muy parecidos en el Alma e incluso en estadios superiores de la conciencia se puede llegar a experimentar la unidad con el Universo (yo no he llegado y creo que estoy muy lejos de eso) pero el caso es que las posibilidades de tener o no una experiencia de vuelo es igual para todos y es cuestión de ponerse. Si yo hubiera esperado a estar preparado, creo que nunca me hubiera atrevido. Simplemente un día me lancé y punto. Y eso que yo tengo el sentimiento de que no me salen como me gustaría pese a que los que me escuchan el vuelo les guste.

    Tu amiga me pregunta si hago el vuelo con los ojos cerrados y le he respondido esto:

    Yo hago el vuelo con los ojos cerrados y a oscuras o con la menor luz posible en la habitación, aunque hay quien es capaz de estar metido en el vuelo y abrir los ojos e incluso escribir algo en el teclado. Yo eso no podría hacerlo y por ejemplo, Sonia explicaba el otro día que ella sí podía hacerlo. La claridad o nitidez en la visión es diferente en cada experiencia y aunque reconozcas a una o varias personas, las puedes ver en diferentes edades y vestidas de diferentes formas, o como siluetas de energía. Hay quienes no ven pero sienten.

    Te repito que creo que es más fácil imaginar lo que oyes en una grabación que verlo cuando tú haces el vuelo. Son dos cosas diferentes y al menos para mí, y me repito a sabiendas, pero porque quiero ser muy sincero, hay momentos en que puedo imaginar mejor lo que otro describe en su vuelo que cuando yo lo hago, aunque he de reconocer que hay momentos de mis propios vuelos que veo las cosas con más nitidez que en otros momentos, incluso del propio vuelo. Lo que más me sorprende cuando hago o participo en un vuelo es que pasa el tiempo sin que te des cuenta. Parece que sólo haya pasado media hora y a lo mejor llevas una hora y media o dos horas.

    A la pregunta de por qué la gente no hace más vuelos, esto es lo que le he contestado:

    La gente no hace vuelos porque no es cosa que esté muy difundida y dentro de los que lo conocen, hay miedo a que no salga bien y es muy normal en una primera fase contentarse con escuchar vuelos de otras personas. Para mí, por ejemplo, veo que Encarnita o María Angeles tienen mucha más capacidad que yo  e incluso Antonio, o Placido o Feli y y últimamente Sonia. Cuando yo escuchaba vuelos, antes de hacerlo yo mismo, ya salió Dolors en algunos de ellos y ellos siempre se alegran de que les visitemos.


    Y ahora respondiendo directamente a lo que explicas en tu carta, tu estado de desasosiego, tu preocupación de si será verdad o no, de si será todo subjetivo, te comprendo perfectamente y lo único que puedo hacer es responderte por mi propia experiencia. Debido al curso de mi vida, yo estudié la carrera de Psicología Clínica y tengo el título de Psicólogo Clínico pero sin embargo, debido a que trabajaba en la Telefónica y tenía la vida resuelta, seguí con ese trabajo y no opté por montar una consulta y trabajar como psicólogo, porque yo trabajaba por las mañanas, al igual que Dolors, y por las tardes hacíamos lo que nos apetecía y una de las muchas cosas que hicimos, aparte de estudiar la psicología oficial, fue meternos en muchas organizaciones que después fueron tildadas de sectas, pero que Dolors y yo entramos y salimos y experimentamos y nos lo pasamos muy bien estudiando la espiritualidad de otras culturas, prácticas de meditación diferentes, etc. Pese a todo eso tuvimos nuestras etapas de escepticismo y Dolors, al igual que me cuentas de tu marido, era muy escéptica y de hecho, como he contado alguna vez en alguna carta escrita a los foros de duelo, ella me decía: "Mariano tú que crees en todas estas cosas explícame tal o cual cuestión" y eso me lo hacía muchas veces y pasábamos muchos ratos hablando, tumbados en la cama de nuestra habitación o asomados al balcón de casa o en cualquier otro momento.

    Precisamente anoche, de la 1.05 a las dos de la madrugada, estuve oyendo un programa de radio Galicia porque José Luis dijo que iban a hacerle una entrevista aunque al final no se la hicieron, pero estuvieron hablando de experiencias con el más allá y explicaban que las personas que las tienen, lógicamente tienen un cerebro y un contenido mental fruto de sus propias experiencias vitales y según decía el que hablaba, un 65 por ciento de las visiones del más allá están influenciadas por la propia subjetividad de la persona, y a mí me pareció muy razonable y coincide con lo que yo pienso de que dentro de las experiencias de vuelo interviene lo que hace años que se está estudiando en la física cuántica y es que la realidad de lo observable depende del observador en gran medida, por eso en un vuelo realizado por una sola persona, suponiendo que le salga y vea lo que sea, eso es una realidad cuántica, eso es su visión que en ese momento puede haber una mezcla de contacto con la quinta dimensión y también a la vez de nuestra propia subjetividad porque ocurre que el mundo de los sueños normal y corriente, las imágenes oníricas de la imaginación, todo eso se procesa dentro de la quinta dimensión de la Naturaleza que es una zona del Universo mucho más basta, mucho más extensa que la física y tridimensional, de manera que es muy normal que en los vuelos se pueda dar dentro de la realidad cuántica de cada uno, dentro de la visión de cada uno, muchos aspectos diferentes y dentro de ellos puede entrar la propia subjetividad mezclada con elementos propios de la quinta dimensión y que las personas que empezamos y que no tenemos desarrollada suficientemente la Conciencia, que siempre es quien observa y así está reconocido dentro de la Física Cuántica actual, es decir, que en todo hecho hay un observador y un observado y que el observador siempre es la Conciencia de cada uno y de hecho en las 12 meditaciones Doria que nos ha dado José Luis se practica con ser capaz de establecer esa diferencia entre la parte que observa de uno mismo, la conciencia, y los pensamientos de uno que pueden ser de la mente y no de la Conciencia, digo pues, retomando el hilo, que puede ser muy normal que las personas que empiezan no tengan la Conciencia lo suficientemente desarrollada para observar con un 100 x 100 de objetividad y que la subjetividad en los seres humanos siempre está presente en diferentes grados no sólo según la persona sino también según el momento concreto, de allí que todas las experiencias de vuelo puedan ser diferentes y mucho más ahora que se están haciendo de manera conjunta, es decir, que intervienen diferentes personas y cada uno está viendo su realidad cuántica, está observando desde sí mismo y puede haber momentos y los hay en que esas realidades de los que realizan el vuelo de manera conjunta, coincidan, pero puede haber momentos en que no y mientras uno ve un aspecto de la realidad observada en el vuelo, otro puede estar al mismo tiempo viendo otro aspecto.

    Los momentos en los vuelos son diferentes. Hay momentos en que puede haber más subjetividad que en otros. José Luis lo explica utilizando el símil de la cebolla que tiene muchas capas y cuando se está en el núcleo de la cebolla allí hay lo que hay, pero si uno va saliendo hacia afuera, a través de las diversas capas, puede cambiar hasta salirse del vuelo y no ver nada. Se podría decir que hay quien es capaz de mantenerse en ese núcleo, es decir, dicho con otras palabras, de mantenerse observando con la conciencia y sin dejar que la mente analice, y diferentes grados de análisis y racionalización (las capas de la cebolla) de lo que se está observando hasta salirse por completo y quedar únicamente en la experiencia de lo que nos ofrecen nuestros sentidos físicos, o sea que estamos sentados en una silla frente al ordenador.

    Así pues, es algo muy normal, que en el caso de no haber leído o estudiado y practicado temas relacionados, todo esto sea materia muy propicia para que el escepticismo se apodere de nosotros y como nos coge en un momento muy malo, porque cuesta mucho superar el dolor que nos produce el que un ser muy querido se nos adelante en el camino, entonces ocurre que la lucha que se establece entre nuestro deseo de encontrar pruebas de que nuestro ser querido está vivo y está bien y por el otro lado la mente martilleando con la duda eterna del escepticismo, hace o puede hacer que haya momentos muy malos. Fíjate que no sufriría lo mismo ante este tema, una persona que simplemente luchara entre creerlo o no creerlo, pero sin tener un ser querido en el Otro Lado, que en nuestro caso, en que estamos padeciendo el dolor de la separación física con todos los malestares y angustias que eso provoca. Por ello, lo que te ocurre es muy normal, no te sientas en ningún momento que eres una viuda medio loca (usando tu propia frase), eres una persona normal que está pasando por un proceso de la vida muy doloroso y que además tienes el momento de la separación física de tu marido todavía muy reciente.

    Todos querríamos pruebas y señales que no dejaran duda y algunas personas las tienen, otras no, otras en diferentes grados, y los mismos estudiosos de estos temas explican que todas esas coincidencias, esas “casualidades”, esas “sincronicidades” como las llamaba el psicólogo Carl Jung, dependen mucho y están mucho en función de quien las siente, es decir, dicho con otras palabras por otras personas que estudian la física cuántica, dependen mucho del observador. Sin el observador no hay nada y lo que hay lo hay para el observador, por eso el tema de las señales es muy resbaladizo, excepto para las personas que las tienen de tipo inequívoco y allí entraríamos en otro tema muy denso que es porque unas personas las pueden tener claras y otras no.

    O sea que, tal como me pides, te digo que no eres la única y que todo el mundo se siente como tú en las mismas circunstancias y, al menos es lo que yo hago y recomiendo, sólo el amor a tu marido te puede ayudar a salir adelante, aférrate a ese amor y no te desesperes, intenta llegar al punto de hacer las cosas lo mejor que puedes, de poder ofrecerle a él los mejores momentos, de integrarlo en tu vida y no le hagas demasiado caso a tu mente, la mente siempre intenta fastidiarnos, pero hasta que uno no se da cuenta de eso, sufre mucho de manera innecesaria, nuestra auténtica realidad no es la mente sino la conciencia y por eso, si observas, en las meditaciones doria, con mucho acierto, se intenta enseñar a separar la Conciencia, lo que uno es en realidad, de las cadenas de pensamientos que tantas veces nos oprimen y nos hacen sufrir.

    Un abrazo

    Mariano

    P.D. Como he empezado copiándote la carta de respuesta a tu amiga y me he extendido bastante, considero justo el mandarle una copia de esta carta a ella porque lo que explico es algo que puede servir para más personas que se hallen en una situación parecida y es posible que si te parece bien la ponga en la página dedicada a Dolors sin vuestros nombres.


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